La fibromialgia es una condición de la que parece que oímos hablar mucho, pero en general parece ser un poco misteriosa para los que no la padecemos. Parte de la razón del misterio es que la Fibromialgia es en gran parte un diagnóstico por exclusión, lo que significa que ningún otro diagnóstico parece tener sentido de los síntomas.
Técnicamente hablando, la fibromialgia es una condición caracterizada por dolor crónico, rigidez y sensibilidad a través de los músculos, articulaciones y tendones. Además de estos síntomas, muchos pacientes también informan que tienen dificultades para dormir y que siempre se sienten cansados.
Hay algunas razones diferentes por las que vemos fibromialgia en ciertas personas. Un factor parece estar relacionado con un sistema nervioso simpático hiperactivo. Esta es la parte de nuestro sistema nervioso que controla nuestra respuesta de «lucha o huida», en lugar de nuestra respuesta de «descanso y digestión» controlada por el sistema nervioso parasimpático.
Esto significa esencialmente que el cuerpo percibe una «amenaza» y está constantemente al límite, lo que tiene un efecto sobre nuestro ritmo cardíaco, la digestión y la respiración. De manera similar, la fibromialgia es afectada por el sistema inmunológico. Nuestra respuesta inmunológica a la infección, trauma o inflamación es que el cuerpo produzca sustancias químicas que estimulen nuestra respuesta de curación y dolor.
En la fibromialgia esta respuesta al dolor funciona constantemente, de modo que las sustancias químicas que crean nuestro dolor están siempre presentes, lo que conduce a una mayor sensibilidad a las cosas (es decir, a la presión ligera, a los movimientos) que normalmente no encontraríamos dolorosas.
Causas
Hay potencialmente varios factores que juegan un papel en la causa de la fibromialgia en ciertas personas, pero como dijimos antes la causa exacta es todavía relativamente desconocida. Parece haber una conexión con la dieta y el nivel de actividad de una persona, así como con factores psicológicos y de comportamiento.
Los factores ocupacionales, ambientales y estacionales también parecen estar en juego cuando se trata del estado de ánimo y el estrés. Los problemas de salud preexistentes, como la artritis reumatoide, el lupus y otras afecciones sistémicas también pueden ser factores contribuyentes. Algunas investigaciones incluso sugieren que las experiencias adversas de la infancia, como el trastorno de estrés postraumático, también pueden desempeñar un papel.
Síntomas
Ahora que sabemos un poco más sobre la fibromialgia, ¿qué podemos hacer al respecto? Cuando se trata del tratamiento es muy importante abordar la fibromialgia desde diferentes ángulos para incluir los síntomas físicos y psicológicos. El tratamiento empieza realmente por ayudar a las personas a comprender lo que está pasando y por qué se sienten así.
Una vez que se les tranquiliza diciendo que el dolor no significa necesariamente que se esté haciendo «daño» a los tejidos, entonces puede comenzar un programa de ejercicios. El ritmo de la actividad, el conocimiento de los propios límites y la conciencia del cuerpo son factores importantes que el paciente y el terapeuta deben tener en cuenta al desarrollar un programa de ejercicios.
Cada persona será diferente en cuanto a lo que puede tolerar, pero un programa de ejercicios debe incluir tanto el entrenamiento de resistencia como el ejercicio aeróbico. Una gran opción para las personas con fibromialgia es la terapia acuática, indica el fisioterapeuta Miguel Peña, ya que no causa una tensión excesiva en los músculos o las articulaciones.
Tratamiento
Aunque la rehabilitación activa es el mejor tratamiento, los medicamentos como los antidepresivos, los SNRI y los analgésicos específicos para los nervios también pueden proporcionar cierto alivio. Otras herramientas para el control del dolor, como la terapia manual y el TENS, también pueden ser útiles cuando se usan en combinación con un programa activo de ejercicios.